En estos últimos tiempos he llegado a la conclusión que para mi leer (y mucho) y escribir (aunque muy de vez en cuando) me distraen de la que considero mi vocación oxidada y algo frustrada por todos mis sentidos de responsabilidad y por mis limitaciones mentales y psicológicas: la búsqueda de experiencias de vida siempre nuevas y vivirlas. Cierto es que la vida profesional que llevo es bastante limitativa bajo algunos aspectos y muchas veces he deseado dejarla y adentrarme en la impredecibilidad del devenir, pero desafortunadamente no he encontrado todavía el coraje ni el valor para abordar estos arrebatos adolescenciales que todavía impregnan mi ser y echarme a la piscina. Así que la mayoría de las veces me acomodo con lo que hay y en cada situación en que me veo envuelto (menos la profesional) me encuentro como un niño, con la mente en blanco y un espíritu jovial y risueño, una "tabula rasa" como la llamarían los antiguos o un "formateamiento" como lo definirían los modernos internautas, en fin con una base sobre la cual añadir, sustraer, dividir y multiplicar los varios acontecimientos empírico-cognitivos a partir de los cuales uno crea su propia personalidad. La sensación más común que experimento es la de ser de otro planeta y de no encajar en la realidad de los hechos y en el sentido común de la peña: será o no debido a la globalización en la que todo me parece igual, todo se parece y sabe lo mismo, pero ni siquiera intento buscar la confrontación y el choque como símbolo de intentos de intercambios sinergeticos. Paso y voy a mi rollo, despreocupado y tranquilo, buscando solo la aceptación y el respeto tanto de mi como persona como de los demás que me rodean. Paso tambien de saber si todo esto que siento sea o no correcto moralmente, ya que seguro no compartiríamos los mismos conceptos e ideas: lo que estaría bien para mi no lo estaría para ti y viceversa así que pongo un punto y paso, siempre, a un nuevo parrafo (concepto iglés del "Move on").
Lo que si es cierto y veo cada vez más como constante es la intuición y la percepción, y a ellas me dirigo cuando lo necesito y por ellas me rijo a la hora de actuar y hablar: te aseguro que son muy reveladoras, si les haces caso, claro, aunque duras.
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