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lunes, 8 de marzo de 2010

El arte de conocerse


Tocaban las 16:35 de la tarde y me iba andando hacia la parada "Encants" de la linea del metro numero 2 de Barcelona. Había quedado allí con un hombre que apenas conocía, o mejor dicho que apenas había intercambiado algún que otro mensaje telemático. De el solo sabía que se llamaba Didac, que es abogado de derecho internacional, que tiene 43 años, que estaba casado con Bruno, un artista francés afincado en la ciudad condal, y solo había visto de el alguna foto. Al rededor de la parada no había absolutamente nada, unos edificios de pisos bastante grises, un banco y no mucha gente que entraba y salía de la boca del metro. Mientras esperaba decidí liarme un cigarrillo y fumármelo. Finalmente llegó: un hombre cuya presencia era agradable y de muy buen ver. Decidimos ir a tomar un café en un bar del barrio y empezamos a hablar. La conversación era fluida pero el tenía unos puntos que me sugerían que era bastante seco y a ratos ponía unas caras como si lo que estaba yo diciendo estaba totalmente equivocado o que por lo menos no le gustaba oír, y empezó quizás por cual razón a burlarse de mi ya meterse conmigo, hasta el punto que en un par de ocasiones me corrigió la gramática y mi manera de expresarme. En un primer momento me sentía como atacado, pero luego decidí dejar pasar todo aquello, y verlo como su manera de relacionarse conmigo, como si fuera una sorta de defensa personal, y es más como si fuera ( y lo fue) el que se reflejara en mi. Cuando se permitía expresar su opinión sobre mi o sobre lo que yo mismo opinaba, allí iba el, decidido y poco cauto, como maestro sabelotodo que tenía el derecho y el deber de instruir a sus discípulos. La cosa fue divirtiéndome y del bar decidimos ir a su casa. Por el camino empezó a decirme que me tenía que informar sobre las normas de hacer el trío con su marido, y yo simplemente no le contesté, hasta el momento que insistente en su casa me preguntó si me iba el trío. Le contesté que mi mera intención era conocer a gente, a personas reales, y si desde allí se hubiera llegado a compartir momentos de sexo o no, no le veía ningún inconveniente y le hice entender que no tenía que dar nada por sentado y descontado. Sabía que en mi lugar cualquiera otra persona se hubiera marchado de allí y lo confieso , este pensamiento se me pasó por la cabeza varias veces, pero no logro entender porque no lo hice. Así que pasamos la velada charlando un poco de todo, sobretodo de sus viajes por el mundo con su querido Bruno, por África, Indonesia, Brasil y ya no me acuerdo por cuales otros países, grabando los cantos locales, viviendo entre las tribus amazónicas y africanas rodeados por millones de bichos, de arte italiana renacentista, me explicó algunos cuadros que tenía a medio colgar en casa, me sugirió libros para leer, en fin tocamos un sin fin de temas y argumentos hasta que decidí marcharme, sin más, cansado de tanto agotamiento intelectual. Pero un tema, solo un tema, me llamó la atención: hablamos de la frustración, de como cada uno de nosotros nos ponemos y auto imponemos los limites, y nos creamos obstáculos inexistentes, de como nos inventamos expectativas y provocamos nuestro propio fracaso personal y nuestra propia depresión al no trabajar sobre nuestros sueños intentando hacerlos realidad, y de como por todo ello nos enfadamos con el mundo y en ocasiones nos volvemos ariscos.

viernes, 5 de marzo de 2010

Futilidad, pero estoy que muerdo


Admito que en estos días tengo la sensibilidad a flor de piel, pero si hay algo que no soporto es la tomadura de pelo de tus propios amigos, cuando se ríen de ti diciéndote que solo se ríen contigo y que solo lo hacen para cheer you up. ¿Puede haber algo más hipócrita? Además que te lo hagan una vez vale, dos a lo mejor hasta les puedes esbozar una sonrisa por educación y porqué entiendes que son tus amigos y les pasas casi todo, pero cuando es un continúo llega un momento que les has de parar los pies y encima si se lo haces notar no estas haciendo "lo correcto". Hay días en que todo me resbalaría, pero justamente no estamos en esos días y así todo me afecta. Tengo los nervios a flor de piel y me cuesta mantener la calma, no solo por eso ya que se me están acumulando una serie de cosas que en sí son fútiles, pero que poco a poco desgastan.
Todo empezó hace unos días cuando tuve que llevar el coche al taller del concesionario por la revisión anual que le corresponde y para dejarlo ya arreglado para la próxima ITV, con cita ya pedida para la semana que viene. Hubieran tenido que devolvermelo en el día pero a día de hoy todavía estoy esperando, ya que tuvieron que cambiar la válvula del sistema de calefacción que estaba jodida: pero como todavía no iba bien no tenían otra elección que cambiarle la bomba de agua, lo cual significa desmontar el motor....pero claro como ya lo desmontan y mi coche tiene casi 9 años hay que cambiarle la dirección (cosa muy aconsejable)......en fin una serie de cosas que yo , lo se, accedí a que hicieran pero que subirán la factura a no se cuanto (bueno me lo imagino y abrete cielo). Bueno asumido el tema no me queda que esperar a que me llamen para ir a recogerlo pero de un día que tenía que quedarse en el taller ya van tres y hoy estoy de guardia en mi trabajo y si me llaman lo tengo chungo para llegar en una hora al despacho tal como está estipulado en el convenio (y paso de coger un taxi que me vale 50 euracos).
El mismo día que dejé el coche por la noche tenía que ir a una cena en casa de amigos para felicitar a uno de ellos que el día 1 de este mes cumplía años y como no puedo estar en su fiesta a sorpresa pues decidimos hacer una cena. Cuando llegué le entregué el regalo, una chorrada la verdad, pero siempre un regalo y no tuvo otra cosa que decir que no le gustaba y lo tiró literalmente como si de una colilla se tratara. Entiendo que no pueda gustar pero el gesto de tirar por ahí el obsequio me dejó con mal sabor de boca. Bueno, empezó la cena y todo el rato se metían con mi bigote y con mi corte de pelo a lo militar alemán de la segunda guerra mundial. Que no guste a todo el mundo está más que claro pero tanto para seguir durante una hora en meterse conmigo y faltarme el respeto eso ya no lo tolero: ya tengo años en mi espalda como para aguantar el desprecio (porqué así me sonaba), así que muy serio les pedí que pararan con este juego que me estaba molestando, y claro está se rebotaron. Es más, había traído una botella de cava pero tampoco les gustó y en lugar de decir que no estaba bien o que era malo, espetaron un "hubieras podido comprar un cava mejor y no uno barato de dos euros!!!" Menos mal que me gasté 8 en el! No me gustó nada la cosa y claro hubo tensión, pero se fue esfumando a lo largo de la noche: eso sí, las miradas de complicidad infantil entre ellos seguían y seguían.
Bueno ya llegamos al día de hoy y como se había hablado con otros amigos de ir a Lisboa el próximo finde pues informé que no iba a poder ser para mi (gasto de coche, más ITV, más dentista, mi nomina no da para más). Pues salta una amiga que hubiera tenido que llevar conmigo como travel partner (quien trabaja en aviación ya sabe como va el tema), escribiendo en un mail acumulativo que como yo no iba, ya que hubiera tenido que viajar conmigo, tuvo que encontrar un billete barato para poder ir. Me sonó a recochineo y era lo que me faltaba. Igual soy yo que interpreto mal las palabras, pero anda que me ha llamado para ver lo que ocurría: de todas formas visto como me están yendo los días no me extrañaría.
En fin se perfectamente que son cosas fútiles, pero son estas sutilezas las que nos desmarcan.
Yo me voy a tomar un largo descanso de estas personas, está claro que no estoy en sintonía con ellas.