...sábado por la tarde. Desperezándome después de la comida decidimos dar una vuelta al salón del comic en la Fira de Barcelona. La verdad que no sabía nada de comic pero en fin nunca es tarde para ver lo que ocurre en estos acontecimientos. Para allí que nos vamos. La feria fuè un poco desilusión: puro marketing. Después de una vuelta o dos y de haberme quedado como cuando había llegado, es decir sin conocimiento ni causa del asunto, después de unas fotos al Batman, al Superman, a los soldados de la galaxia y una paradita al bar a tomar una coca cola decidimos ir a tomar una copa de vino a la Vinya del Senyor justo en frente de la entrada principal de Santa Maria del Mar. "Aquí estamos chicos! queréis una copa o una botella?"."..pues una botella, nooooooooooo?!?". Y ahí estábamos, bastante calladitos, tomándonos un vino blanco mientras desfilaban miríadas de turistas y bien dos bodas, vamos de almenos dos me percatè porqué era una detrás de otra y vete a saber si habían empezado por la mañana...mejor no cuento.Total pa' que???Que le dará a la gente por casarse, pienso yo. Bueno mejor lo dejo
Esperábamos una mesa libre ya que el garito disponía solo de 4 mesas en la terrazita, pero al final acabamos estando todo el rato de pié saboreando "El perro verde" y comiéndonos una tapita de quesos y dejandonos fascinar por el espectáculo de la calle. En la mesa próxima había una pareja de casados en sus treintas y un amigo de esta un tal Patrick...yo no se si fuè el vino pero la chica empezó a hablar con todo el mundo que estaba en las mesas y hacía de RR.PP de alto nivel: conoció a dos guiris de la mesa de al lado, que nos enteramos todos venían de Argel, de los que consiguió estar invitados a otra botella de vino, y dos chicas más, un poquito más allá, con una de las que parecía crearse algo más que una momentánea amistad. El caso era que la chica en cuestión, la casada, estaba buscando novia o ligue para el amigo Patrick ya que parecía estar dando el coñazo al marido, pero el marido parecía interesarle más el amigo que la esposa. En fin vete a saber que lo había entre manos de estos, el hecho es que toda la tarde estuve entretenida en buscar amistades hasta que consiguió presentarle a Patrick: hay que ver lo tímido que era este chico. Por contra, el marido empezó a levantarse yendo al rescato de su mujer o quizás marcando solo el territorio ya que le daba unos besos en los labios de esos adolescenciales y se retiraba a su mesa. Después de toda esta situación digna de una escena de película, fijé la mirada en unas terrazas de los pisos que daban a la plaza: en una había unas sillas rosas, en la de al lado unas sillas verdes....más arriba unos arbolitos que hacía creernos que en el techo había una terraza acojonante donde tomar un aperitivo y saborear el atardecer. De pronto pasa un chico de color con unos pelos a lo afro que daba todo un toque de originalidad a la tarde,ahí el con su pelo oscuro, su piel oscura, su mochila negra, que iba esquivando las personas tan apretadas en la entrada de la catedral del mar para poder echar arroz y pétalos de rosas a los nuevos esposos. Acabamos la botella y decidimos ir a tomar un mojito en pleno Borne antes de retirarnos....allí llegamos, nos sentamos desafortunadamente dentro del local ya que las 4 mesas (también aquí tenían solo 4 mesas exteriores) estaban ocupadas, y pedimos el copazo. Habla que te habla llega el trio Tralalá con las dos amigas...seguro que la chica casada las arrastró con ellos para dar un vuelco a la velada, pero ni llegar a la mesa que la chica decidió empezar a bailar sola, quizás movida por el aburrimiento de sus acompañantes o simplemente que estaba piripi...en fin ....otra chica del bar se levantó de la silla y empezó a bailar con la otra...y un paso por aquí y otro por allá, un meneito arriba y una mano en la cintura....hasta que todo se acabó.
Así fué la tarde y al final decidimos ir a cenar al Udon de la calle Princesa y como no , como sabía que había unos amigos que vivían allí en la esquina, terminada la cena nos subimos para darnos un saludo,tomar una cervezita en compañía y dar 4 caladas a un porro de maría. Y llegó el momento de los adioses , ciao ciao, hablamos, hasta otra y cada uno a su casa a dormir la mona que el día ya no daba más de sí o mejor porqué así queríamos que acabara.
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