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martes, 28 de abril de 2009

Ratoneandose italianamente


Erase una vez........no, esto no es el inicio de un cuento sacado de un libro de hadas, gnomos y duendecillos, sino una historia real que pasó a una persona, a un chico más precisamente que acababa de salir de su país y de su propio armario....pues mejor empezar de otra forma y tratar de escribir esta historia como si de la mía se tratara.

Decidí un día hacer un viaje con mi tío: el destino era Roma. Atrás, en mi país, patria del tango, dejaba los compromisos, la tradición, la familia, una chica que me quería y que quería pero a la que no me sentía atraído y sobretodo una educación que se me había inculcado y que sentía me iba muy estrecha. Ahí me encontraba ahora, en la ciudad eterna, una ciudad con sus ruinas y piedras, vestigios de un pasado que todavía vibraba por sus calles caóticas y estrechas. Estaba con mi tío tomando fotos en la Piazza di Spagna, viendo como la escalinata se erigía hacia las dos torres de Trinitá dei Monti, enfundado en mi gorro tejido y llevado así de forma casual, cuando me impactó la presencia de un chico moreno italiano. Bueno suponía que era italiano por los rasgos de su cara y de su cuerpo. No se precisar lo que era exactamente, pero lo que me atraía de el era su imagen en su totalidad, ese aire de hombretón italiano que te inspiraba un cierto sentido de protección, esa personalidad típicamente italiana que te envolvía y que te transmitía seguridad. No se, igual era yo que reflejaba en él cierta imagen que tenía de los italianos o quizás su mera presencia me provocaba en mi mente el nacimiento de imagenes de situaciones sentimentales, románticas y al mismo tiempo morbosas que de repente me llevaban a imaginarme una historia de amor con el. Pues el chico estaba ahí y la cruzada de miradas fué inevitable: aun que fuera por un momento nos miramos fijamente, el corazón se me disparó a mil y casi me quedé sin aliento. Fué un momento, lo se, luego el se fué por un lado y por otro, pero me quedé como anonadado pero para nada confundido. Esta sensación inundó todo mi ser a lo largo del resto del día y en parte disfrutaba con ella: os lo podéis imaginar?un extranjero en Roma preso por algunas horas de la pasión italiana.

Al día siguiente mi tío y yo planeamos ir a ver el Vaticano. Bajamos a la estación del metro y en el pasillo otra palpitación. No me lo podía creer pero volví a cruzar el mismo chico y la situación me recordaba un anuncio de perfume: esta vez en el cruce de mirada saltaron chispas, pero como la vez anterior nos separamos siguiendo cada uno su propio camino. Estaba ya eléctrico. Poco a poco iba asumiendo todo esto berenjenal de emociones y efluvios humorales hasta que me tranquilizé. Y llegó la noche. Mi tío quiso llevarme a un local de ambiente que está cerca de la iglesia de Maria Maddalena y nada más entrar me quedé choqueante: en cima de una escalera había un chico que se estaba masturbando, y esta imagen me estaba molestando quizás porqué no estaba acostumbrado a ella. La verdad es que de un par de situaciones que sentía más parecidamente románticas me veía enfrentado a una imagen más bien cruda y privada de cualquier sentido, al menos para mi, que el contraste fué bastante fuerte. Decidimos tomar una cerveza y de repente aparece un chico del aire interesante. Cruzamos las miradas, nos sonreímos y .....empezamos a hablar. Entenderse era algo dificultoso: entre los ruidos del local y la diferencia de idiomas se hablaba de aquella forma pero logré decirle que su cara me era familiar. El contestó : "Si, ..hdhsad gg dcjsc dcbx...cappella!!!" Ipso facto me dí cuenta de que se trataba de aquel chico italiano que cruzé ya dos veces por la ciudad. Se intentaba conversar pero como habían serios problemas de entendimiento y el veía que me estaba aburriendo, de repente me besó. Besos, besos apasionados, y más besos hasta que...... yo estaba semi inconsciente debido al alcohol que había ingerido y recuerdo que me llevó a un cuarto oscuro detrás de una cortina negra pesada, donde empezamos a toquetearnos pero cuando quise levantarle la camiseta paró el movimiento de mis manos y me separó. Tuve la idea confusa de que el no estaba a gusto con su cuerpo y de ahí a poco se creó una situación un poco incomoda a la que el respondió arrastrándome fuera del local y como pudo me dijo que quería ir a su casa conmigo. Me quedé perplejo y solo pude decir que no estaba muy seguro de hacerlo ya que era extranjero en una ciudad desconocida con un desconocido y que el día siguiente tenía que volver a mi pais. En fin, reconozco ahora que solo eran excusas, aun que lógicas y racionales, y que la verdad era que no quería que así fuera. Todo me parecía bastante frío. El, en respuesta, me dió su numero de teléfono y me dijo que le llamara cuando quisiese.

El viaje a Roma terminó a las pocas horas y ahí estaba en el aeropuerto embarcando de vuelta a mi país. Una vez en casa rompí con mi chica y he de confesar que intenté llamar al chico italiano varias veces: en el fondo no quería que terminara así, quería darle otro final a la historia, pero cada vez que lo intentaba el numero siempre daba ocupado: "tu tu tu tu tu tu tu tu tu tu tu tu tu........".

sábado, 25 de abril de 2009

Destino Big Apple

Después de un vuelo un tanto rocambolesco con parada inesperada y resolución de problemas técnicos usuales en los aviones pero a los que uno nunca se espera verse involucrado, por fin llegamos al aeropuerto de Newark: hacían ya 15 horas de viaje y todavía nos faltaba pasar el control aduanero, coger el bus y llegar finalmente al estudio que habíamos alquilado. El aduanero también puso de su parte para que alargaramos la tramitación del pase para entrar de una vez en territorio americano: y venga de preguntas un poco abstrusas pero ya nos vemos fuera del aeropuerto. Primer objetivo: fumar un maldito cigarrillo que ya estábamos algo nerviosos,.... y fueron dos. Cogemos después el Newark International Airport Express y allí que nos vamos adentrandonos cada vez más en el corazón de la Gran manzana. Después de un recorrido por autopista donde se entreveían los rascacielos y las luces de una ciudad gigante, pasado un túnel nos vimos literalmente atropellados por la nueva (al menos para nosotros) jungla de cristal. Si , esto fué nuestro primer contacto: ni bajar del autocar que mi compañera de viaje sacaba la cámara de fotos y venga a darle a los clicks: izquierda, derecha, en frente,...en fin no era para menos. Otro breve recorrido a pié de una manzana y media y ya entrabamos en el estudio: como abrimos la puerta ya estábamos delante de un espectáculo de luces: cansados sí, pero maravillados y, por lo menos yo, algo anonadado.

Vista sublime no?!Pues este fué el comienzo de este nuestro viaje que nos llevó al pateamiento total de la ciudad. Después de un día y medio en que yo casi no lograba proferir palabra por lo impactante que me resultaba ser, poco a poco y sin ningún esfuerzo me sentía a gusto y seguro como si ahí hubiera estado ya varias veces. Tenía temor al metro y a los trenes varios por la complejidad del entramado de estaciones y lineas ferroviarias, pero logramos captar su estrategia y nos movimos con extrema facilidad: que si taxi, que si coche, que si bici, que si andando, que si metropoliteando, en fin un gusto poder disfrutar de la ciudad bajo estos aspectos en sí tan distintos. A cada paso que se daba realmente no era tanta la sorpresa que me inundaba ya que con tanta veces que se ha visto la gran manzana retratada en multiples películas todo resultaba familiar, pero si gozé de algunos rincones menos pisados: la 9th Ave con dirección downtown, el Central Park parte norte (se veían newyorkinos reales y no a las miríadas de turistas de la parte sur), Brooklyn Heights y algo del Bronx. También los restaurantes en que nos pudimos meter tenían algo especial, una atmósfera algo peculiar y teñida de una magia un poco inusitada algo romántica , jazzistica y melancólica, donde me veía catapultado en otra época y te hacia olvidar por un momento donde estabas y de donde venias: Balthazar en Soho, Swing 46 en la West 46th Street, Prime Hamburger y el Bar 55 entre otros.

Debido también a que nuestra moneda estaba un pelín más fuerte que el dolar obviamente uno se echó a las compras como un galgo se echa hacia una liebre: los días de lluvia son aptos para eso, y no veas tu la vehemencia de la gente ( y mía también no lo voy a negar) para lograr sacarte la talla que te corresponde antes de que otros te la quite delante de tus ojos. Sí, como decía mi amiga, esta es la ciudad del desfile de las bolsas de compras. Y que esperábamos en la ciudad símbolo del capitalismo consumista? Junto a esto hay que hacer mención a las colas que había que hacer no solo en las cajas de las tiendas (no solo de ropa quede claro) sino también para sacarte la entrada de un musical, para poder ver una misa gospel en Harlem, y la kilometrica que se suponía uno tenía que hacer para coger el barco para llegar a la isla de lo que bautizaron el nuevo coloso, la estatua de la Libertad, para poder comer en el restaurante Sylvia's.....gracias pero de algunas de estas ya pasamos.

Algunos encuentros graciosos.

Pandilla de escoceses en desfile por Manhattan: la tentación de levantarles las faldas era total, pero porqué el viento no hacía su trabajo? Me hubiera ahorrado las ganas con que me quedé.

Anfitriones del Tkt: haciendo cola para sacar entrada a un musical, unos cuantos amigos de estos espectáculos se iban de aquí para allá entre la muchedumbre preguntando. "Any information 'bout performances?" y cuando alguien le pedía información ahí que se echaban en un soliloquio único con esa voz de falso interés que parecía que toda puesta en escena era igual.

La chinoamericana de Soho: preguntando si sabía de un sitio donde escuchar jazz, contestó: "i'm sorry i dunno. Good luck!" Muy amable la tia y muy sonriente pero poco solvente.

La ticketera de una estación de metro: jolín la mujer esta. Nos ayudó un montón a entender como sacar una tarjeta de viaje y hasta nos contó la historia de la cuña de tres dolares que teníamos en moneda. Chapeau!!!! y hay quien busca una guia de numismática!

El negro de un bar-discoteca: "are you allright mate? you're italian aren't you?i'm so sorry for what happened in italy hope your family and friends are good". A posteriori gracioso, pero la borrachera era monumental y como me hubiera puesto la mano encima me hubiese dado la vuelta como a un calcetín....el local era un local gay.

La dependienta de Macy's: cansado de estar de piè como nada tenía que hacer en el departamento de mujeres ya que solo estaba acompañando a mi amiga a echarle una mirada a la ropa me aconseja como tumbarme en el suelo sin molestar a la gente que pasaba por el pasillo y estar comodo....y cuando pasaba me decía: "every 15 minutes is a quarter!" me eché a reir y en una ocasión me ofreció una barrita de Mars.................oooooooooooooohhhh so sweet!!!

Los dependientes de Abercrombie&Fitch: cada vez que cambiabas de planta ahí que te decían "Hi, how you doing?": fantastico pero a las quinta vez que lo oye ya resulta cansino: sabrá decir algo más???además con todas las vueltas que me he dado en esa tienda topaba con el mismo chico y era para decirle, "hola otra vez...si no fueras que estas trabajando diría que lo estas intentando conmigo!"

La negra que estaba fuera de la iglesia para rescatar turistas para que se fueran a su iglesia para asistir a la misa. "Give me one dolar for eating and 'ill take you there...it's just 'round the corner!" Graciosa toda ella con las caras que ponía.

Una americana borracha en el Bar 55: "...oooooh you from spain!i luv it..i wanna go there...can i go by myself? ....oooooooohhhh barcelona i luv that town i wanna see every corner of it......oooooooohhh.....ooooooohhhhh......ooooooooohhhh" sabe lo que te digo? uuuuuuuuuhhhh yeeeaaaahhhhh!!!!!