Una mañana más. Nubes, luz gris del día, lloverá o no, quien sabe. El sol nos espía. La ventana abierta, la cortina que se mueve con el aire que entra en el cuarto. Una maleta que está por hacer, la cama deshecha todavía algo caliente. Proyección hacia un posible futuro, algo que parece tomar forma, tranquilamente. Una fotografía del pasado que vuelve. Una persona que lucha para su amor. Amigos que emigran, otros que se quedan. Nuevas personas que se te presentan en tu vida. Conversaciones. Ruido de la calle, coches que van y vienen. No, no les he conocido en persona todavía. Suena el móvil. El ordenador encendido. Cuelgo. Alguien llama por skype. Ok ok ok, tranquilidad. Recojo algunas cosas. Petardos disparándose ahí fuera. La policía, la gente que se manifiesta. ¿Sabré tomar la decisión adecuada? Estoy algo cachondo. Miro al monje budista que tengo en una repisa. Un tulipán blanco. Consulto I Ching. Los coches pitan. Me duelen los músculos. Bueno va, consulto la numerología tántrica. Zumo de fresa y plátano. Un cigarro.
En marcha.
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