después de un verano donde por fin trabajé algo, sin estrés pero sin mucha ilusión, la verdad sea dicha, decidí irme un mes fuera de la ciudad para airearme y para desconectar de la mala vida. así que me planté en Italia, dando saltos en tres ciudades en particular: Roma, Milan y Venecia. Bueno pude volver a ver amigos y amigas que hacía mucho tiempo que no veía, lo cual siempre te da algo de felicidad y te dejas envolver por sus vidas y sus historias, dejando de lado la tuya y olvidarte de tus asuntos y problemáticas varias.
En Roma fue una estancia muy agradable, habiendo yo podido ir a correr por el paseo marítimo de la ciudad eterna, cosa que me sorprendió bastante ya que no tengo mucha resistencia, pero descubrí que al aire libre te dejas llevar por el aire mas limpio y encuentras más fuerzas de lo habitual. Además bicicletadas hasta más no poder descubriendo lugares no muy conocidos y repletos de ruinas romanas que están ahí como parte del "mobiliario" a los que mucha gente no hace ni caso, pero que emanan esa atmosfera antigua nada cuidada y algo salvaje. Ahora una comida ahí , ahora una allá , en fin que la semana que ahí pasé fue muy relajante y cuidadora. Cierto intenté conocer a otra gente, pero esa situaciones de quedar a escondidas y que nadie se entere ya me sobrepasa, y pasé al final olimpicamente, ya que a uno con el pasar del tiempo quizás se vuelva más exigente o con mis palabras todo habría de resultar más fluído o acorde a la persona que hoy soy. La única nota de color fue una cena con espectáculo de drag queen, donde una de las "actoras" al final del espectáculo literalmente gritó que quería mi numero de telefono y que me pasara por su camerino nº 3. Tanto hizo que se acercó a mi mesa, ... bueno una foto de rigor, y va y espeta: "Aaaaahh, pero no eres tan joven!!!"... no que me importe mucho , pero en aquel preciso momento sí, y mi expresión de la cara lo dijo todo, y que se traducía en un "Hija de la gran puta!!!".
De ahí me cogí un tren, con destino Milan. Oye ganas tenía yo de viajar en ese medio de transporte, por eso de poder mirar fuera de la ventanilla y ir mirando al paisaje, a sus cambios, a las casas o poblaciones que podía ver, ... en fin saborear el gusto de poder viajar, sin estar en esa medio aséptico que es al avión. Total, que llego a Milan, y mira tu que de 20 grados pasé directamente a 10. Un frío de la hostia santa que casi acaba conmigo nada más llegar. Como era ya de noche y el tren sufrió un retraso de una hora, ahí estaba un amigo mio muy preciado por su forma de ser y de ver las cosas, y por ser tan jodidamente directo y algo pasota, que para ir por fin a casa nos saltamos una parada con el consiguiente dar vueltas para volver al punto de cambio: es que no se puede hablar y hablar y estar con la mente en los cerros de Úbeda y perderse en mil pensamientos insustanciales... o a la mejor sí, pero quisiera yo decir que no era el momento, que no se puede ir a mear y no echar una gota. Así que constatado que los dos estábamos fatal del coño, nos centramos y pudimos seguir la marcha. Milan me sorprendió. No la conocía mucho, y la verdad que ahora puedo decir que me gustó. Tiene muchas cosas que ofrecer, y de poco precio si sabes buscar, bueno como tantas ciudades internacionales no?!Así que ahora por el centro donde todas las marcas te ofrecen la ganga de la moda a un precio de 5000 euros, ahora a ver iglesias con sus artes renacentistas hasta poderte aburrir, ahora en la periferia donde te perdías a ver lo que te encontrabas, ahora por el barrio chino, mejor dicho China Town, donde solo se hablaba chino pero que se relacionaban contigo como si nada le importara , de ahí los chinos chonis, ahora a por los Navigli, una zona que me cautivó al recordarme Venecia, mi ciudad de origen, y donde m e sentía muy comodo, mogollón de jóvenes, bohemios, hippies, y las madres que los parieron.Pero el todo estaba sazonado con mucho verde, muchos parques, mucha gente corriendo. Eso sí, todos vestidos de negro: sará por esto que la vi algo gris ? Buah, igualmente pensé : no me importaría venirme una temporada. Los italianos me parecieron bastante afables. Las risas llegaron con un conocido que a todo lo que yo le decía se lo tomaba a pecho y ponía cara de poker, en plan "eres serio o me estás tomando el pelo?", con sus palabras y con su cara de no entender nada "Ironico?", y otro chico en una tienda de tratamientos relajante y bronceado que me pregunta: "Y tu que te quieres hacer?" al que yo le digo . " la verdad es que espero que me hagan!". el tío se agachó detrás de su mostrador y no sabía donde meterse para luego decir: " Aó, pero me llegan todos a mi?".
De ahí me fui para Venecia, dos semanas. Otro tren y ahí estaba. Volví a coger mis entrenamientos corriendo por las calles de los pueblos de la provincia, y la primera semana fue dedicada a visitar familiares. Con la segunda, por fin pude quedar con bastante gente que todavía conservo como amistades y pasé unos cuantos ratos agradables entre risas y ponerse al día de nuestras vidas. No llegué propriamente a aburrirme, pero casi, ya que como tuve muchos ratos libres los dediqué a leer, y leí en una semana unos 5 libros.
Y ahora estoy de vuelta a casa, donde me encuentro con una situación estancada, tratando seguir adelante, pero con poca ilusión otra vez. Todo me parece muermo, pero imagino que todo depende exactamente del regreso del viaje. Sí lo se, Freud haría el agosto conmigo.