Por fin decidí ir a visitar a una amiga que hacía nueve años que no nos veíamos. Bueno ya estábamos de acuerdo que nos hubiéramos visto en Florencia el verano pasado, pero al final por el accidente de su marido no pudo ser. Así que en cuanto tuve mis días de vacaciones me catapulté en su casa, en la capital de Florida, Tallahassee. Fue una sorpresa ya que me esperaba una casa y una luz difusa.
Se respiraba tranquilidad, sosiego y un aire verdaderamente limpio. Pero mi sorpresa fue aun mayor conforme iban pasando los días. Sí, porqué lo que estaba en mi memoria era una amiga muy pillada en sus quehaceres de profesora de literatura italiana, bastante estresada y con una avidez por conseguir el éxito. Por lo contrario, me encontré esta vez con una mujer decidida, madura, serena y segura de sí misma capaz de compaginar sus responsabilidades profesionales con su desarrollo como persona humana dentro de un marco relajado y placido. Envidiable también su relación sentimental ya que saltaba a la vista la compenetración entre los dos, basado en el respeto y en el apoyo reciproco: él , antiguo hippy que vivió en sus propias carnes Woodstock y la revolución sexual y todo lo que ocurrió en aquel entonces, al final de los años sesenta, con una mente muy elástica, reflexiva y muy activa. Todo esto permitió a que me sintiera mejor que en casa, ya que además me cuidaban, me llevaban de aquí para allá, me hacían comida de la más rica, en fin que me trataban como a un rey.
Del viaje en sí tengo buen recuerdo, una visita a una America por mi leída y vista en las películas, una America más real y concreta, más sustancial que efímera, unos parajes donde por fin logré respirar algo de historia . Aquí van algunas fotos.
1 comentario:
¡QUE ENVIDA, SU MAJESTAD! que bonito.
También me dá envidia lo que cuentas de tu amiga. ¡Esa serenidad que tanto ansío yo!.
En fin...
¡besitos!
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