Hoy en día, tanto el CV como la carta/correo de motivación siguen siendo elementos muy importantes a la hora de postularse por un puesto de trabajo. No cabe duda de que se trata de una primera presentación que hacemos de nosotros mismos, por lo que resulta fundamental cuidar la imagen que damos, tanto desde el punto de vista visual como de corrección lingüística. Tanto si queremos proponernos como freelancers como ser parte integral del equipo de una empresa, la cuestión es que estamos vendiendo nuestros servicios, nuestro producto, por lo que tenemos que pensar que el CV y la carta de motivación han de desprender nuestros valores como marca, y, como hay muchas marcas, hay que saberse diferenciar. Al fin y al cabo, lo que queremos es que nos escojan a nosotros y no a la competencia.
¿Qué datos hay que incluir entonces? Estamos todos de acuerdo que la experiencia profesional, la formación, los idiomas, etc., son partes esenciales que nunca deben faltar en un CV e incluso en una carta de presentación. Sin embargo, estas pueden sufrir variaciones en función del tipo de oferta de trabajo y, sobre todo, en función de la empresa a la que nos dirigimos. Diría que es imprescindible hacer una búsqueda exhaustiva y conocer cómo esta se presenta, cuáles son sus valores e ideales y demostrar así interés e implicación por quiénes son y las actividades que desarrollan. En cambio, hay datos que no son necesarios o relevantes, como la fotografía, la fecha de nacimiento, el estado civil, el género o la dirección de residencia.
No obstante, creo que a una empresa le gusta poner cara al/a la candidato/a y saber su nombre. Mucho se ha hablado de los CV anónimos y de eliminar todos aquellos elementos que son susceptibles de discriminación, pero si ya la foto es motivo de descarte, preferiría que lo hicieran antes de conseguir una entrevista, ya que la discriminación puede que se realice en una fase más avanzada del proceso de selección, o bien porque hayan buscado por las redes sociales informaciones sobre el/la candidato/a. Además, considero que sería adecuado y deseable poderse tratar de iguales: si yo conozco el nombre de la persona a la que me dirijo, y sé qué aspecto tiene, ¿por qué no debería saber el mío y saber qué cara tengo?
Teniendo en cuenta todo lo expuesto, opino que es importante ser transparentes y honestos con la información que se ofrece y consigo mismos. Cierto es que hay que saber destacar en nuestra candidatura, pero no vale todo. Tendrían que primar las habilidades, cualidades y competencias que se poseen, y no mentir. Con esto quiero decir que no es cuestión de sacrificarse para poder obtener o aceptar un trabajo, pero, sí de adaptarse en función de lo que se puede aportar: quizás, hay que saber hacer alguna que otra concesión. Ahora bien, no se trata de aparentar, ya que nuestra imagen personal se desprende también de lo que transmitimos en palabras.
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