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martes, 26 de junio de 2018

Singularidades y analogías entre la adquisición y el aprendizaje de las lenguas y su impacto en el aula y en la traducción

Resumen
En este breve ensayo, se intenta esbozar las similitudes y las diferencias entre la adquisición de la primera lengua y el aprendizaje de la segunda lengua, considerando las distintas teorías formuladas por lingüistas, filólogos y expertos en lenguaje. Se reflexiona primeramente sobre los conceptos de adquisición y aprendizaje, así como de los de lengua primera y segunda lengua. Se tendrá como punto de partida la necesitad del ser humano de comunicarse y relacionarse con los demás y se pasará a considerar la teoría chomskiana que caracteriza los procesos de adquisición y aprendizaje. Aquí se observarán los factores que entran en juego en las distintas fases de la vida de los seres humanos, como el desarrollo biológico, la edad, la interacción, la repetición y la práctica, que repercuten tanto en la adquisición como en el aprendizaje. Finalmente, se considerarán todos los aspectos observados dentro del ámbito de la traducción y del aula. El objetivo es ver cómo todos estos factores conjuntamente con las similitudes y las diferencias encontradas influyen en el proceso de formación del lenguaje del individuo.


PALABRAS CLAVE: formación del lenguaje, adquisición primera lengua, aprendizaje segunda lengua, competencia comunicativa, capacidad cognitiva.

Las diferencias y similitudes que encontramos entre la adquisición de la primera lengua y el aprendizaje de segundas lenguas, así como sus repercusiones en el ámbito de la enseñanza y de la traducción, hacen imprescindible aclarar de antemano algunos conceptos. Como veremos, estos influyen más o menos favorablemente a la hora de adquirir o aprender una lengua, tanto desde el punto de vista biológico como desde el puramente lingüístico. A continuación, tomaremos en consideración los distintos componentes que intervienen en los procesos de adquisición y aprendizaje examinados en las distintas teorías, y veremos cómo estos y las similitudes y las diferencias existentes entre ellos influyen en los individuos a lo largo de su vida, repercutiendo de forma inevitable en las aulas y en la traducción.

¿Qué entendemos por adquisición y aprendizaje? ¿y por primera y segunda lengua? Por adquisición se entenderá “el desarrollo gradual de la capacidad de expresarse en una lengua determinada cuando se utiliza de forma natural para comunicarse con otras personas que ya la conocen” (Yule, 2008, p.193) y por aprendizaje “el proceso […] de acumulación de conocimientos acerca de las principales características de una lengua que deseamos hablar,[…], proceso que […] tiene lugar en un ámbito más formal” (Yule, 2008, p.193). Asimismo, por primera lengua entenderemos la lengua materna, es decir, la lengua que adquiere un individuo desde la primera fase de su vida, y por lengua segunda, lengua extranjera, o bien una lengua hablada en el contexto en el que un individuo se encuentra pero que no es su primera lengua, o bien una lengua que no se hable en la comunidad a la que pertenece (Yule, 2008). 

El hombre tiene la necesitad natural e innata de relacionarse con desenvoltura con los demás y de expresarse de una forma lo más natural posible con el fin de ser capaz de participar en la vida comunitaria. En este contexto, el lenguaje se usa para “«comunicarse» unos con otros (Bernárdez, 2009, p.191), es decir tiene una “función socializadora” (Bernárdez, 2009, p. 191). El ser humano, desde las primeras etapas de su vida, a través del lenguaje corporal, las repeticiones y las imitaciones que acompañan el desarrollo del lenguaje, así como la interacción con el entorno en el que se encuentra (Yule, 2008), logra adquirir en un periodo de tiempo bastante breve cierto dominio de la lengua primera. Para Chomsky (citado en Liceras & Díaz, 2000; Navarro Romero, 2009) se trata de una predisposición biológica que hace procesar y producir el lenguaje con el que se está en contacto. El hombre tiene en sí una Gramática Universal a la que recurre y, a través de estímulos lingüísticos, los input, desarrolla un proceso de selección que irá configurando y fijando en el cerebro los parámetros de la lengua que usa (Liceras & Díaz, 2000). Se deduce con esto que estamos frente a un proceso inconsciente de adquisición del lenguaje que se realiza en un entorno de inmersión lingüística desde los primeros años de vida.

Por otra parte, el proceso de aprendizaje de una segunda lengua para un adulto se desarrolla de forma antagónica. Esto nos lleva a considerar el primer factor diferencial entre la adquisición y el aprendizaje: la edad. Aunque Navarro Romero (2009) afirma que existe un período crítico para poder adquirir una segunda lengua, se han llevado a cabo experimentos que han demostrado que esta hipótesis es un mito, al menos a nivel de pronunciación (Torres Águila, 2005). A diferencia de lo que ocurre en la primera etapa de nuestra vida, queda patente que el proceso de aprendizaje en los adultos se ejecuta de forma más consciente, ya que se dispone de patrones lingüísticos configurados y adquiridos con la primera lengua. Siguiendo el modelo chomskiano, en este caso se tiende a utilizar mecanismos de reconstrucción del lenguaje más que de selección gradual de los input lingüísticos adecuados (Liceras & Díaz, 2000), es decir, nos vemos influidos por lo adquirido en la lengua materna que extendemos a la lengua segunda. Por lo tanto, un adulto parece tener menor plasticidad cognitiva que un niño, el cual parece absorber todo tipo de estímulo, y tiende a ver atrofiada su capacidad de adquisición (Navarro Romero, 2009; Liceras & Díaz, 2000), saturada por las peculiaridades de la lengua primera (Yule, 2008). Además, un adulto tiene también un órgano fonológico ya formado, por lo que resultará más difícil producir sonidos equivalentes a los que producen los individuos nativos y que han sido adquiridos en la infancia. En otras palabras, como sugiere Lenneberg (citado por Torres Águila, 2005), existe un condicionamiento biológico en la capacidad de aprender una segunda lengua, ya que la flexibilidad del cerebro disminuye debido a los “hábitos fisiológicos” (Torres Águila, 2005, p. 2), y el aprendiente adulto precisará de un mayor esfuerzo.

Asimismo, no hay que olvidar la metodología con que el adulto y el niño realizan el aprendizaje de la segunda lengua (Yule, 2008). Esta se desarrolla principalmente en las aulas, es decir, en espacios delimitados y restringidos, donde se reciben instrucciones y donde, a partir de la edad adolescente, influyen negativamente los factores afectivos (Yule, 2008). No obstante, un adulto puede tener ciertas ventajas a la hora de aprender estructuras léxico-morfológicas así como sintácticas, ya que “ha aprendido a aprender” (Torres Águila, 2005, p. 7) y sabe discernirlas en la lengua segunda. Aun así, el hecho de no recibir suficientes estímulos y de que la interacción se vea disminuida permanecen. Esto ocurre si el aprendiente se encuentra formándose en la segunda lengua en un entorno donde esta no se habla de forma natural, pero resulta evidente que, si se encontrara en un medio donde sí se hablara y la exposición en la comunidad fuera más recurrente y continuada, los resultados mejorarían sensiblemente. En consecuencia, podríamos decir que un aspecto fundamental tanto en la adquisición como en el aprendizaje de una lengua es la interacción social, no obstante existan diferencias y limitaciones evidentes (cfr. ‘interaccionismo social’ por Romero Navarro, 2009, p.119). Esta interacción se hace indispensable a la hora de poderse comunicar, ya que se recibirá no solo los estímulos lingüísticos, sino también socio-culturales y, por ende, habrá una mejor capacidad de entendimiento y menores barreras (otra diferencia se podría identificar en los distintos referentes culturales que hacen parte del conocimiento de los individuos adultos, pero estos siguen teniendo interacción con el entorno, mientras que los niños son más sensibles a estos tipos de input- Liceras & Díaz, 2000).

Al amparo de cuanto dicho, se hace evidente otra característica común entre adquisición de la primera lengua y el aprendizaje de la segunda. Si un niño va adquiriendo el lenguaje a base de repeticiones (cfr. ‘madresía’, Romero Navarro, 2009, p.119) y de la práctica constante dentro del medio en el que interactúa, un adulto también puede adquirirlo a través de las repeticiones y la práctica mediante distintos métodos de aprendizaje (Yule, 2008). A pesar de los pocos estímulos que este recibe o de las distintas motivaciones que lo inducen a aprender la segunda lengua, repetición y práctica se hacen necesarias para poder aprender dicha lengua de forma gradual.

Todos los aspectos hasta aquí delineados también influyen en la traducción. Particularmente, tanto la práctica como la repetición del acto de traducir se hace necesario para el óptimo aprendizaje de las segundas lenguas (sobre todo a nivel escrito). Sin embargo, así como ocurre con el habla, la traducción ve una mayor influencia de transferencias léxico-sintácticas (Yule, 2008). Aun alcanzándose muy buenas competencias lingüísticas, no siempre se llega a entender cómo funcionan ciertos rasgos y categorías (Liceras & Díaz, 2000) y ciertas estructuras léxico-sintácticas utilizadas por los nativos (Yule, 2008). Quizá esto sea debido a lo que ya hemos mencionado anteriormente, es decir, al hecho de que la capacidad cognitiva se va debilitando; o, como sugiere Torres Águila (2005), a lo adquirido en la lengua primera que obstaculiza el aprendizaje. Igualmente, tenemos que tener en cuenta que el factor socio-cultural influye enormemente a la hora de traducir (Bernárdez, 2009): hay referentes culturales que a veces es de difícil interpretación, y trasladarlos de la lengua extranjera a la lengua materna, o viceversa, puede inducir a la equivocación o a la inexactitud.

En conclusión, podemos decir que existen similitudes entre adquisición de la primera lengua y el aprendizaje de la segunda lengua, como la necesitad de comunicarse, de interactuar y de practicar y repetir. Sin embargo, existen factores que obstaculizan el aprendizaje de forma plena de la segunda lengua, factores que en algunos casos favorecen algunos individuos y desfavorecen a otros, como pueden ser la edad, el contexto socio-cultural, el desarrollo físico, las aulas, la metodología, similitudes y factores diferenciales que influyen también en la traducción.

BIBILOGRAFÍA

      BERNÁRDEZE. (2009). ¿Cómo y por qué aparece el lenguaje? En ¿Qué son las lenguas?(cap.7, pp151-205). Madrid: Alianza Editorial.
      LICERAS, J.M., DÍAZ, L. (2000). La teoría chomskiana y la adquisición de la gramática no nativa: a la búsqueda de desencadenantes. En Muñoz, D. (ed.). (2000). Segundas lenguas. Adquisición en medio escolar, Barcelona: Ariel Lingüística. Recuperado el 19 de Marzo de 2018, de http://studylib.es/doc/6396719/la-teor%C3%ADa-chomskiana-y-la-adquisición-del-lenguaje-no-nativo
      NAVARRO ROMERO, B. (2009). Adquisición de la primera y segunda lengua en aprendientes en edad infantil y adulta. Philologica Urcitana, vol.2, pp. 115-128. 
      TORRES ÁGUILA, J. R. (2005). El mito del período crítico para el aprendizaje de la pronunciación de un idioma extranjero. Phonica, vol. 1, pp. 1-9. Recuperado el 19 de marzo de 2018 , de http://www.publicacions.ub.edu/revistes/phonica1/PDF/articulo_06.pdf
      YULE, G. (2008). Adquisición de la primera lengua. En  El lenguaje(3ª ed.), (cap. 14, pp. 175-186). Madrid: Akal.
      YULE, G. (2008).Aprendizaje de una segunda lengua. En  El lenguaje(3ª ed.), (cap. 15, pp. 192-201). Madrid: Akal.


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